miércoles, 27 de abril de 2011

El fútbol son estados de ánimo

La frase que titula este artículo se la he oído repetir a Jorge Valdano decenas de veces. No le falta razón. El empate liguero en el Bernabéu entre Madrid y Barcelona, que por algunos fue celebrado como un éxito, a pesar de que sentenciaba la Liga, armó mentalmente a los del que se cree inventor de la pólvora (José Mourinho) y sembró dudas en los de Guardiola. Dudas que después de la derrota en la final copera de Mestalla no han hecho más que alimentarse.

Son sensaciones o estados de ánimo. Al Madrid la humillante y bochornosa goleada por 5-0 de la primera vuelta le sirvió para escarmentar. Mourinho, tan prepotente como inteligente, se percató de que a intercambio de golpes (en este caso juego y toque) el Barça le mataba y por eso ha apostado por un “rottweiler” en el centro del campo para atajar el vendaval blaugrana. De momento le ha dado resultado en la Copa del Rey (lo de la Liga no lo compro porque con el empate el Madrid renunciaba al campeonato).

Con Pepe, ese futbolista enajenado, violento y consentido por los árbitros (si jugara en otro equipo sería expulsado dos de cada tres partidos), en el la labor de “cortalotodo”, el Barcelona no está cómodo y moralmente está tocado.

Ahora llegan las semifinales de la Champions con más igualdad de la que se presumía hace diez días. Con el Madrid crecido y con los culés buscando alternativas para superar al “perro de presa”. Del enfrentamiento europeo saldrá el triunfador del duelo particular.

La Copa es blanca, la Liga azulgrana. El Madrid llega empujado por una dinámica positiva, gracias a un entrenador que ha convencido a la masa de que jugar encerrado en el Bernabéu es una heroicidad. Al Barça se le está haciendo largo el tramo final y le falta fondo de banquillo.

Duelo de colosos, choque de conceptos. ¡Qué gane el fútbol!

domingo, 24 de abril de 2011

Todo es lícito, pero no todo conviene

Cambiar el esquema de juego en un momento dado, motivado por las circunstancias, debido a las características del rival, provocado por las limitaciones de uno mismo, no es malo. El problema es cuando se traicionan los valores de la idiosincrasia, los principios de una institución bajo los que se ha construido la leyenda.

Cuando tu más directo rival te adelanta por la derecha porque es fiel a un estilo, a una forma de hacer, propicia que des bandazos intentando recortar una distancia que cada vez es mayor, que llega a provocar, incluso, que tus aficionados varíen la filosofía de toda una vida a cambio de una noche de gloria. Importan las finales y los títulos, pero también las formas. Ellas son las que encumbran y mitifican, destronan y desahucian. El fútbol es ganar, pero a algunos hay que exigirles un poquito más, por trayectoria y por presupuesto.

Yo nunca había visto al equipo más laureado del siglo XX jugar en su casa como un equipo pequeño, metido 70 minutos en su campo con once jugadores y renunciando al balón con descaro. Ni los de mi generación, ni mucho menos los de "las mocitas madrileñas". Lo peculiar del caso es que algunos que son "más papistas que el Papa" defiendan algo que no se sostiene, al último en llegar que no tiene ni idea de lo que es la esencia del escudo al que representa y que se cree el inventor de la pólvora.

A los abducidos les recomiendo que tomen nota de la opinión del futbolista más emblemático de sus 109 años de vida. Voz autorizada para sentirse abochornado de un planteamiento, de una imagen. Hay equipos que ganan títulos y engordan su palmarés y hay otros que además de eso, pasan a la historia.

martes, 12 de abril de 2011

Los mismos perros con diferente collar

Vaya por delante que esta crítica a Guardiola no excusa a Mourinho, ni la comparación con Rosell es un elogio a Florentino. ¡Ni mucho menos! En las últimas semanas hemos apreciado como ha crecido la vanidad en Can Barça. No es que por Madrid haya bajado (que no lo hará nunca) pero resulta curioso que en este momento tan trascendente de la temporada aparezca el ramalazo blaugrana que deja de lado el famoso seny catalán.
"Si ganamos al Shakhtar estaremos en la final" aseguraba Pep en la previa de la vuelta de los cuartos de la Champions. ¿Lapsus de Guardiola? No hay quien se lo crea. Frase medida, pensada y estudiada. Un equivocación cometida por descuido conlleva una rectificación natural y espontánea que el entrenador del Barcelona no tuvo. Si lo hubiera hecho el portugués, que perlas peores ha desgranado a lo largo del año (la última, mandar a Karanka a las ruedas de prensa, que ya hay que ser sobrado...) le hubieran llovido unas cuantas. Pero Guardiola las tira, como el que se cae y no se levanta... Que Pep sea elegante, no significa que tenga eso puntito de doblez y mala leche que de jugador sacaba a menudo cuando se comía a los árbitros.
Y en este punto, hay que acordarse del momento en el que el espíritu hooligariano del célebre Joan Gaspar se apoderó del comedido, hasta ese momento, Sandro. "Vamos a ganar la final de Copa 5-0, para no perder la costumbre". Chulería madrileña, que no madridista, a la catalana. ¿Quién da más? El máximo dirigente culé reculó y se volvió a situar en esa modestia, que ya no disimula la falsedad y que resulta tan poco creíble.
El último caballero fue Nicolau Casaus. Directivo querido en todos los palcos  y respetado por todas las aficiones. El resto (blancos y azulgranas) utilizan el fútbol para engordar su ego, para estirar su fanfarronería. Unos falsos y soberbios, otros maleducados y prepotentes. Cambian las formas, pero no el contenido. Son los mismos perros con diferente collar...   

jueves, 7 de abril de 2011

Evidencias

Diego Costa logró el domingo en el Reyno de Navarra algo que no han conseguido ni Fernando Torres ni el Kun Agüero conla camiseta del Atlético de Madrid. Ironías que demuestran lo caprichoso que puede llegar a ser el fútbol. El hat trick que materializó el brasileño le ha servido para sumar seis tantos en lo que va de campeonato. Si a comienzos de temporada nos hubieran dicho que Costa llevaría esa cifra a estas alturas, a nadie le hubiera sorprendido, porque entra dentro de las posibilidades de un punta que no es excesivamente goleador y que juega más bien poco.

Sin embargo, y aquí viene lo preocupante, si nos hubieran dicho que Forlán sólo llevaría dos tantos más que el brasileño, nos hubiéramos llevado las manos a la cabeza. Pero no deja de ser la cruda realidad. Me declaro muy "pro Cacha", porque me parece uno de los futbolistas más rentables que han portado la rojiblanca en los últimos 30 años. Aunque me pese, los números cantan por sí solos.

Los ocho goles ligueros que lleva el charrúa es una cifra muy pobre para un jugador de la talla de Forlán. El Atlético está acusando la falta de goles del uruguayo. Por eso en este momento no está ni un puestos europeos. En la temporada 2008-2009 se echó el equipo a las espaldas y prácticamente clasificó él solo al equipo para la Champions con sus 32 goles. Este año ni está, ni se le espera. Hay un ciclo en el Atlético que toca a su fin. Se prevé un verano de desbandada, de salidas importantes, de fichajes de perfil discreto, barato y sin mucha calidad.

Son los tiempos que nos tocan vivir a los atléticos. A los jugadores buenos, el equipo se le queda pequeño porque sus aspiraciones son mayores que las que en el Calderón se les ofrece, seguirán los mediocres y con suerte saldrá algún "malo". Se irán y entrarán, pero los de siempre... seguirán en el palco y dando vueltas a la M30.