jueves, 2 de junio de 2011

Ganar y/o pasar a la historia

En el fútbol, como en cualquier otra disciplina, me parece demasiado osado calificar a un equipo como el mejor de la historia. Sobre todo porque sólo tengo conocimiento real de los últimos 20 años. Pero en ese tiempo el Barcelona de Guardiola es el conjunto que más se ha acercado a la perfección. Alex Ferguson, tras concluir la final del pasado sábado, afirmó que nunca se había enfrentado a un rival de esa envergadura. Y el técnico del Manchester United sí que me parece una voz autorizada.

El Barça ha demostrado una superioridad aplastante a lo largo de toda la temporada, por victorias y por encima de todo, por juego. En los cuatro enfrentamientos que disputaron frente al Real Madrid quisieron vender una igualdad que tras la conclusión de la campaña ha retratado a cada uno: una Liga y una Champions para el club culé y una Copa del Rey para la apuesta resultadista de Florentino Pérez.

La época que está marcando el conjunto azulgrana ejemplifica que la apuesta por un fútbol ofensivo, de toque y que no piensa más allá que en las virtudes de uno mismo es la base más sólida para lograr el éxito. Mientras unos miman su cantera, le dan continuidad y la proyectan hacia su primer equipo, otros dan bandazos intentando recorta distancias a golpe de talonario, renunciando a la grandeza de la que siempre han presumido, pregonando un discurso que ha calado en una grada que prefiere comprar las excusas de un demagogo a rendirse a la evidencia.

Hace un año el Inter de Mourinho ganaba todo en Italia y alzaba la Copa de Europa. Hace poco más de un mes el equipo del entrenador portugués ganaba la Copa del Rey. ¿Por qué nunca alcanzarán la excelencia? Porque hay equipos que ganan, mientras que otros además de ganar, pasan a la historia.

viernes, 27 de mayo de 2011

Cuando dicen que se van, ya se han ido

Agüero ha sido pionero en utilizar las redes sociales para anunciar que pretende marcharse. La web 2.0 le ha servido para ahorrarse una rueda de prensa incómoda teniendo en cuenta que hace dos semanas anunció su continuidad. Pero no ha cogido desprevenido a casi nadie. Era un secreto a voces. Sobre todo desde que presidente y jugador firmaron la renovación del argentino hasta 2014, en un acto que vendieron desde el club a bombo y platillo. Prórroga de contrato y bajada de la cláusula. Siguiente paso, la venta. Y así va a ser.

No se puede tener en el equipo a un tipo que públicamente ha expresado su deseo de irse. De cómo gestionen esta situación desde los despachos del Calderón depende que el tema les estalle en la cara, en mayor o menor medida (porque todavía les queda el trago de hacer pública la venta de De Gea). Son culpables de la salida del Kun porque no han sabido armar un conjunto competitivo, que pueda pelear con todos y por todo. Culpables y reincidentes porque con Torres ya hicieron la misma operación. Renovación, bajada de cláusula y a poner el cazo. Para luego justificarse y tener como excusa el deseo del futbolista. Se van por pasta y por los bandazos de un club que para dar un paso adelante, pega cuatro hacia atrás.

Dicho esto, hay una diferencia respecto a la marcha de Torres. Agüero puede acabar en el Madrid. Algo que la afición colchonera nunca le perdonaría (a la directiva tampoco), porque se sentiría como un/a cornudo/a. Le convertiría en el enemigo público número uno y con razón. Kun llegó al Calderón siendo un niño. Era una promesa, que fue creciendo a más velocidad que el propio equipo y se ha convertido en una estrella en el Atlético y gracias al Atlético, porque con la albiceleste absoluta no puede decir lo mismo. En estos cinco años le ha dado tiempo a mamar el significado del escudo del oso y las rayas rojiblancas.

Sabe lo que ha sido y lo que ha significado. Cogió el testigo de Torres y fue el orgullo de la hinchada. Que se quiera ir es lícito, pero nunca al Madrid y dejando 45 kilos. Por respeto, por agradecimiento y por vergüenza.

jueves, 19 de mayo de 2011

Despedidas dispares

Quique Sánchez Flores y Diego Forlán abandonan la disciplina del Atlético de Madrid de una manera muy diferente

Un año después de conquistar la Europa League, dos de los héroes del triunfo rojiblanco en Hamburgo viven sus últimos días vinculados al Atlético de Madrid. Quique Sánchez Flores aprovechó el encuentro ante el Hércules para despedirse del Calderón con todos los honores. El técnico recibió el cariño y el agradecimiento de una grada que coreó su nombre con el misma ritmo con el que idolatraron a Radomir Antic en los noventa.

Era de justicia que Quique se marchara por la puerta grande. Los dos títulos europeos, tras 14 años sin abrir las vitrinas, son más que suficientes para que se haya ganado un puesto destacado en la historia más brillante del conjunto de la ribera del Manzanares. Además de las copas, como herencia deja la recuperación para lo útil de Reyes y una apuesta (obligada) por la cantera y ahí están Domínguez (al que rejoneó en público y eso está feo), Koke o De Gea (no se sabe por cuánto tiempo, pero se intuye que poco).

Sin embargo, en su debe está el no haber sabido gestionar el "tema Forlán" que ha terminado por perjudicarle a él, al uruguayo y sobre todo al club. Es cierto que el desencuentro del Cacha con la entidad se produjo antes que con el entrenador, pero a éste le faltó la psicología y empatía que se presupone a alguien que ha vestido de corto y que debe conocer cómo piensa un futbolista.

Forlán forma parte de los días más gloriosos del Atlético y pese a reconocer todos los errores que ha cometido, sobre todo en los últimos tiempos, merecía más respeto (lo de tenerle calentando 40 minutos en la banda, para luego dejarle en evidencia ante la prensa, sobraba) por parte de Quique Sánchez Flores.

Si el técnico ha conseguido triunfar en el Atleti, en parte, ha sido gracias a los goles de Forlán. Sin embargo, el uruguayo ha perforado las redes con Aguirre, con Abel y con el propio Sánchez Flores. Lamento que Forlán no haya recibido el reconocimiento que se ganó con sus tantos sobre el terreno de juego. La memoria colchonera le ha reservado un sitio para la eternidad y eso no se lo quitará ni un entrenador, ni la directiva, ni cuatro individuos sin memoria que le dijeron adiós al grito de "mercenario".

jueves, 12 de mayo de 2011

La agonía del descenso

A falta de dos jornadas para que concluya la Liga, hay un buen número de equipos que se pegan por eludir el temido descenso. Unos están donde se esperaba al inicio, otros se han visto envueltos por el devenir del campeonato, pero todos sufren en sus carnes una agonía sólo comprendida por aquellos que han pasado por lo mismo.

Es época de mirar calendarios, de estar pendiente de los cruces, de revisar los goles de los enfrentamientos directos. Es tiempo de maletines, pero este año menos, por aquello de la crisis. Cuando los resultados no llegan y los nervios atenazan, asoman las derrotas. Los clubes que bajan a Segunda División entran en un pozo profundo del que es muy difícil salir. Está en juego el prestigio y la economía.

De hecho, los conjuntos de la otrora llamada división de plata se reparten apenas un nueve por ciento del pastel de los contratos televisivo, algo muy alejado de lo que se cobra en Primera División. La pérdida de los ingresos supone alejarse, en muchos casos para siempre, de la élite del fútbol.

Los focos se los llevan los campeones, la zona noble acapara las portadas, pero ahora casi la mitad de las aficiones de los equipos de primera suspiran tan sólo por la permanencia. Unos sienten el desasosiego de una situación atípica, otros la padecen como algo habitual, pero todos se angustian de manera parecida.

En los campos se escucha todo tipo de insultos, de mofas, de improperios, pero pocas cosas hay más crueles que cantar eso de "a segunda, a segunda", por la cantidad de sentimientos que hay detrás. No se apuren, casi todos se salvarán y para los que caigan, mañana volverá a salir el sol.

lunes, 9 de mayo de 2011

Forlán no merece salir por la puerta de atrás

Dudo mucho que Forlán vaya a continuar en el Atlético de Madrid la temporada que viene. Ya no porque él se quiera marchar, el club le quiera vender o por la mala campaña que ha realizado, sino por el desencuentro que se ha producido entre parte de la afición colchonera y Diego.

Dudo mucho que Forlán vaya a continuar en el Atlético de Madrid la temporada que viene. Ya no porque él se quiera marchar, el club le quiera vender o por la mala campaña que ha realizado, sino por el desencuentro que se ha producido entre parte de la afición colchonera y Diego.

No sé muy bien porqué al Cacha, que para mí ha sido el jugador que más ha dado al equipo (por encima incluso de Agüero) desde la marcha de Torres, nunca se le ha perdonado una. Las desavenencias no son de ahora, vienen de la temporada pasada. El uruguayo acababa de ser Bota de Oro con 32 goles y en un tramo final antológico metió al Atleti en Champions. Su inicio de campaña titubeante puso de uñas al Calderón que se desesperaba con la falta de puntería de su delantero. Tras reencontrarse con su olfato, Forlán pasó factura por aquellos silbidos, aunque con los goles decisivos ante el Liverpool en semifinales de la Europa League y los dos tantos en la final ante el Fulham selló la reconciliación con una afición entregada a la evidencia.

Tras hacer historia con Uruguay en el Mundial y ganar con el Atlético la Supercopa de Europa, Forlán arrancó sin una pretemporada en condiciones. Su estado de forma no ha sido el mejor, los goles no han llegado y sus continuas declaraciones en las que no veía con malos ojos su salida terminaron de irritar al personal.

Cada vez que el uruguayo ha sido sincero y no ha predicado un falso amor a los colores la afición no le ha perdonado. No nos engañemos. Son profesionales que juegan donde más les pagan. Todos, incluso los canteranos que han crecido con los colores rojiblancos. A Forlán no se le ha tratado en este último año como merecía. El mejor delantero que ha pasado por el club en los últimos 25 años, por encima de Vieri o Hasselbaink, merece salir con reconocimiento y no por la puerta de atrás.

miércoles, 27 de abril de 2011

El fútbol son estados de ánimo

La frase que titula este artículo se la he oído repetir a Jorge Valdano decenas de veces. No le falta razón. El empate liguero en el Bernabéu entre Madrid y Barcelona, que por algunos fue celebrado como un éxito, a pesar de que sentenciaba la Liga, armó mentalmente a los del que se cree inventor de la pólvora (José Mourinho) y sembró dudas en los de Guardiola. Dudas que después de la derrota en la final copera de Mestalla no han hecho más que alimentarse.

Son sensaciones o estados de ánimo. Al Madrid la humillante y bochornosa goleada por 5-0 de la primera vuelta le sirvió para escarmentar. Mourinho, tan prepotente como inteligente, se percató de que a intercambio de golpes (en este caso juego y toque) el Barça le mataba y por eso ha apostado por un “rottweiler” en el centro del campo para atajar el vendaval blaugrana. De momento le ha dado resultado en la Copa del Rey (lo de la Liga no lo compro porque con el empate el Madrid renunciaba al campeonato).

Con Pepe, ese futbolista enajenado, violento y consentido por los árbitros (si jugara en otro equipo sería expulsado dos de cada tres partidos), en el la labor de “cortalotodo”, el Barcelona no está cómodo y moralmente está tocado.

Ahora llegan las semifinales de la Champions con más igualdad de la que se presumía hace diez días. Con el Madrid crecido y con los culés buscando alternativas para superar al “perro de presa”. Del enfrentamiento europeo saldrá el triunfador del duelo particular.

La Copa es blanca, la Liga azulgrana. El Madrid llega empujado por una dinámica positiva, gracias a un entrenador que ha convencido a la masa de que jugar encerrado en el Bernabéu es una heroicidad. Al Barça se le está haciendo largo el tramo final y le falta fondo de banquillo.

Duelo de colosos, choque de conceptos. ¡Qué gane el fútbol!

domingo, 24 de abril de 2011

Todo es lícito, pero no todo conviene

Cambiar el esquema de juego en un momento dado, motivado por las circunstancias, debido a las características del rival, provocado por las limitaciones de uno mismo, no es malo. El problema es cuando se traicionan los valores de la idiosincrasia, los principios de una institución bajo los que se ha construido la leyenda.

Cuando tu más directo rival te adelanta por la derecha porque es fiel a un estilo, a una forma de hacer, propicia que des bandazos intentando recortar una distancia que cada vez es mayor, que llega a provocar, incluso, que tus aficionados varíen la filosofía de toda una vida a cambio de una noche de gloria. Importan las finales y los títulos, pero también las formas. Ellas son las que encumbran y mitifican, destronan y desahucian. El fútbol es ganar, pero a algunos hay que exigirles un poquito más, por trayectoria y por presupuesto.

Yo nunca había visto al equipo más laureado del siglo XX jugar en su casa como un equipo pequeño, metido 70 minutos en su campo con once jugadores y renunciando al balón con descaro. Ni los de mi generación, ni mucho menos los de "las mocitas madrileñas". Lo peculiar del caso es que algunos que son "más papistas que el Papa" defiendan algo que no se sostiene, al último en llegar que no tiene ni idea de lo que es la esencia del escudo al que representa y que se cree el inventor de la pólvora.

A los abducidos les recomiendo que tomen nota de la opinión del futbolista más emblemático de sus 109 años de vida. Voz autorizada para sentirse abochornado de un planteamiento, de una imagen. Hay equipos que ganan títulos y engordan su palmarés y hay otros que además de eso, pasan a la historia.

martes, 12 de abril de 2011

Los mismos perros con diferente collar

Vaya por delante que esta crítica a Guardiola no excusa a Mourinho, ni la comparación con Rosell es un elogio a Florentino. ¡Ni mucho menos! En las últimas semanas hemos apreciado como ha crecido la vanidad en Can Barça. No es que por Madrid haya bajado (que no lo hará nunca) pero resulta curioso que en este momento tan trascendente de la temporada aparezca el ramalazo blaugrana que deja de lado el famoso seny catalán.
"Si ganamos al Shakhtar estaremos en la final" aseguraba Pep en la previa de la vuelta de los cuartos de la Champions. ¿Lapsus de Guardiola? No hay quien se lo crea. Frase medida, pensada y estudiada. Un equivocación cometida por descuido conlleva una rectificación natural y espontánea que el entrenador del Barcelona no tuvo. Si lo hubiera hecho el portugués, que perlas peores ha desgranado a lo largo del año (la última, mandar a Karanka a las ruedas de prensa, que ya hay que ser sobrado...) le hubieran llovido unas cuantas. Pero Guardiola las tira, como el que se cae y no se levanta... Que Pep sea elegante, no significa que tenga eso puntito de doblez y mala leche que de jugador sacaba a menudo cuando se comía a los árbitros.
Y en este punto, hay que acordarse del momento en el que el espíritu hooligariano del célebre Joan Gaspar se apoderó del comedido, hasta ese momento, Sandro. "Vamos a ganar la final de Copa 5-0, para no perder la costumbre". Chulería madrileña, que no madridista, a la catalana. ¿Quién da más? El máximo dirigente culé reculó y se volvió a situar en esa modestia, que ya no disimula la falsedad y que resulta tan poco creíble.
El último caballero fue Nicolau Casaus. Directivo querido en todos los palcos  y respetado por todas las aficiones. El resto (blancos y azulgranas) utilizan el fútbol para engordar su ego, para estirar su fanfarronería. Unos falsos y soberbios, otros maleducados y prepotentes. Cambian las formas, pero no el contenido. Son los mismos perros con diferente collar...   

jueves, 7 de abril de 2011

Evidencias

Diego Costa logró el domingo en el Reyno de Navarra algo que no han conseguido ni Fernando Torres ni el Kun Agüero conla camiseta del Atlético de Madrid. Ironías que demuestran lo caprichoso que puede llegar a ser el fútbol. El hat trick que materializó el brasileño le ha servido para sumar seis tantos en lo que va de campeonato. Si a comienzos de temporada nos hubieran dicho que Costa llevaría esa cifra a estas alturas, a nadie le hubiera sorprendido, porque entra dentro de las posibilidades de un punta que no es excesivamente goleador y que juega más bien poco.

Sin embargo, y aquí viene lo preocupante, si nos hubieran dicho que Forlán sólo llevaría dos tantos más que el brasileño, nos hubiéramos llevado las manos a la cabeza. Pero no deja de ser la cruda realidad. Me declaro muy "pro Cacha", porque me parece uno de los futbolistas más rentables que han portado la rojiblanca en los últimos 30 años. Aunque me pese, los números cantan por sí solos.

Los ocho goles ligueros que lleva el charrúa es una cifra muy pobre para un jugador de la talla de Forlán. El Atlético está acusando la falta de goles del uruguayo. Por eso en este momento no está ni un puestos europeos. En la temporada 2008-2009 se echó el equipo a las espaldas y prácticamente clasificó él solo al equipo para la Champions con sus 32 goles. Este año ni está, ni se le espera. Hay un ciclo en el Atlético que toca a su fin. Se prevé un verano de desbandada, de salidas importantes, de fichajes de perfil discreto, barato y sin mucha calidad.

Son los tiempos que nos tocan vivir a los atléticos. A los jugadores buenos, el equipo se le queda pequeño porque sus aspiraciones son mayores que las que en el Calderón se les ofrece, seguirán los mediocres y con suerte saldrá algún "malo". Se irán y entrarán, pero los de siempre... seguirán en el palco y dando vueltas a la M30.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Indignos

Que los clubes de fútbol se quejen es de risa. Que hablen de derechos y de cierres patronales no es más que una desvergüenza. Son como un niñato malcriado al que se le ha consentido demasiado, durante demasiado tiempo. Llega un momento que se te escapa de las manos, pero no puedes ceder a sus chantajes. Amenazaban con no jugar el fin de semana. Señores, como si suspenden el campeonato.
Lo que no acabo de entender es la medida de presión. Suficientes problemas hay ya en el país como para preocuparse de sí quieren jugar a la pelotita o no. Sinceramente, no creo que nadie en su sano juicio le importe lo más mínimo que no se hubiera disputado la jornada liguera. Ellos son los primeros que saldrían perdiendo, porque la competición no finalizaría hasta mediados de junio.
La Liga de Fútbol Profesional siempre ha sido un estamento extraño. Oscuro, poco transparente y con un único fin... trincar, siempre trincar. Pero no deja de resultar sorprendente que exijan y se llenen de razón para quitar el partido en abierto de los sábados, y que se convierta en una nueva inyección económica de los contratos televisivos y pretendan echar un pulso al Gobierno, cuando deben a la Hacienda Pública casi 700 millones de euros.
 Son aves de rapiña que no saben de dónde sacar para tapar los agujeros que han dejado décadas de mala gestión, en los que todos han vivido por encima de sus posibilidades y en las que se les ha permitido endeudarse más allá de los permisible. Que se dediquen a optimizar sus recursos y se dejen de marear a los jueces. 

lunes, 21 de marzo de 2011

Made in Atleti

Una temporada tirada. Una ocasión perdida. El año que está firmando el Atlético de Madrid está lejos de las expectativas creadas a comienzos de curso. Sobre todo tras conquistar la Supercopa de Europa y arrancar bien en la Liga. Ni los jugadores, ni el entrenador, ni la directiva han estado a la altura de un club que tras los triunfos continentales volvió a asomar la cabeza por el lugar que siempre le ha correspondido.
El equipo actual lo sostiene Agüero solito. Es el único que ha continuado una trayectoria ascendente y que ha vuelto a deslumbrar. Es lógico que esté cansado de tirar del equipo y de no ver resultados (para muestra, el partido de Almería). Este econjunto (que no el club) se le ha quedado pequeño, muy pequeño y buscará nuevos horizontes. Del resto, o se han estancado como los De Gea o Reyes, o han ofrecido un rendimiento muy inferior al del año pasado y aquí Forlán y Domínguez son los máximos exponentes. Los fichajes no han dado el salto de calidad que precisaba la entidad y han ofrecido un nivel excesivamente discreto.
Quique tampoco ha estado bien. Aunque soy de los que le agradecerá eternamente el año pasado y siempre le recordaré con cariño, no ha sabido dar con la tecla. La defensa ha seguido siendo la misma verbena que con sus predecesores. A diferencia del año pasado, cuando los aficionados recitaban la alineación de memoria con la única variación de Raúl García por Tiago en Europa,  no ha dado continuidad a un once. No ha otorgado confianza a los jugadores y se ha perdido en guerras internas. Por no hablar de Juanfran, fichaje pedido expresamente por él (o al menos eso nos han contado). Con apenas veinte minutos de entrenamiento con el resto de sus compañeros lo colocó de titular en el Bernabéu, después no le ha dado bola y le ha relegado por detrás incluso de Elías.
Y en cuanto a la directiva poco más se puede añadir a lo que cada domingo se escucha en el Calderón. Vendieron a última hora a Jurado y trajeron a un brasileño malo en enero. Que sigan vendiendo la burra de la Ciudad Deportiva y el nuevo estadio. Credibilidad cero.
Así el Atlético está abocado a la mediocridad, a jugadores de medio pelo, a entrenadores como Ferrando. Fue muy bonito el año de las finales, pero queda muy lejano...

viernes, 18 de marzo de 2011

El Barça gana porque es el mejor

Algunos parecen empeñados en poner en duda que estamos ante uno de esos equipos que marcan una época. Intentan manchar lo que parece intachable. No reconocen lo que es una evidencia. No me atrevo a decir que es el mejor conjunto de la historia, porque sería osado, atrevido e ignorante. Pero del fútbol que yo he visto, desde inicios de los noventa hasta ahora, sin duda alguna. Mejor que el Dream Team de Cruyff, que el de Ronaldinho y Rijkaard. No deja de ser curioso que lo primero que se me viene a la memoria sean plantillas del Barcelona. Será que algo están haciendo bien...

Insinuar, dejar entrever o hacer suposiciones sin certezas es de cobardes. Los que acusan, que demuestren, de lo contrario el tiempo les dejará con las vergüenzas al aire. El Barcelona gana porque es infinitamente superior al resto. Porque juega a un nivel al que no llega ninguno, ni de lejos, porque sabe cuidar su cantera, porque tiene a un entrenador que apuesta por los jóvenes en el momento justo y porque en La Masía les preparan para jugar en el primer equipo. Esto último no lo pueden decir otros...

Relacionar el dopaje con este Barça es una excusa zafia, burda y cutre. Hay que ser muy miserable y tener muy mala leche. Y no me refiero al medio que ha sacado la noticia (que seguramente habrá cumplido con las reglas periodísticas) sino por el foco interesado que ha tirado el cubo de mierda.

El Barcelona no necesita sustancias prohibidas porque los que corren detrás del balón son los rivales, porque no hay productos para la rapidez mental y la visión de juego y la calidad no se entrena. Hay ciertas cualidades que se tienen o no. Y este Barça las atesora todas...

martes, 8 de marzo de 2011

Don Adrián Escudero

Uno de los más grandes. Uno de los mejores. Una leyenda. Ha muerto Adrián Escudero, máximo goleador de la historia del Atlético de Madrid. Pasó toda su carrera deportiva en el conjunto rojiblanco, donde ganó 2 Ligas y marcó 150 goles, allá por los años cuarenta y cincuenta. Jugó con Ben Barek, con Juncosa, con Carlson, con Pérez Payá..

Recuerdo que le vi una vez en el Metro, hace cuatro o cinco años, camino del estadio Vicente Calderón. Escudero se bajó en la estación de Pirámides, como un aficionado más, perdido en el anonimato. Muy pocos le reconocieron, aunque alguno de ellos llevase la camiseta del Centenario con su nombre y su número. Todo un mito, de esos que engrandecieron y dignificaron la rojiblanca.

Es lamentable que en los deportes del Telediario quepa que Cristiano tenga un uñero, que Guardiola esté fastidiado de la espalda, que a Rafa Nadal le duelan las rodillas, pero no hagan ni una mención al fallecimiento de uno de los mejores futbolistas españoles de todos los tiempos, por goles y por cifras. Es triste que las ediciones digitales de los diarios no lo lleven como primera noticia. Así es la vida.

La gente a la que no se olvida, no muere nunca, porque permanece en la memoria para siempre. Se ha ido sin hacer ruido, sin las luces de los focos, pero con un bagaje que le hace inmortal. Escudero es parte de la historia del Atlético de Madrid y escribió decenas de tardes inolvidables en el Metropolitano. Por él va mi respeto y mi recuerdo. Don Adrián Escudero, atlético de pro, gracias y hasta siempre, amigo.

La mala gestión de una crisis


El Rayo Vallecano no es el primer equipo que no cobra, ni por desgracia será el último. Sin embargo, el hecho de ser propiedad de una familia mediática del panorama económico-empresarial español ha puesto la lupa  sobre el conjunto franjirrojo.
El pasado domingo, en el descanso del partido ante el Huesca, la presidenta rayista rajó de sus jugadores en los micrófonos de Canal Plus, en una de las declaraciones más desafortunadas que se recuerdan en los últimos tiempos. Fue una vuelta a los años noventa cuando Gil llamaba de todo a sus futbolistas en el vestuario de Las Gaunas.
La esposa del dueño, una mujer de su casa, de una familia a la antigua usanza, a la que un buen día de hace ya unos cuantos años la sentaron en el palco, criticó la actitud de los jugadores de Sandoval, cuando la señora de Ruiz Mateos había llegado al estadio en el minuto 31 de la primera parte. Qué atrevida es la ignorancia. ¿Ninguno de sus trece hijos la pudo aconsejar?
Los jugadores del Rayo Vallecano hasta el momento están cumpliendo con creces con su responsabilidad. Tienen al equipo en zona de ascenso directo, mientras que su directiva esa que doña María Teresa asegura que nunca ha dejado tirado a un trabajador, les debe dinero.
Si lo que a los dueños les interesa es el ascenso, lo que primero que deben hacer es pagar y dejar de ser unos morosos, lógicamente. Y después tratar de pacificar el ambiente, pero nunca cargar contra una plantilla que tiene más vergüenza que ellos.

sábado, 26 de febrero de 2011

Doble rasero

Cada vez que habla Walter Pandiani sube el pan. Es un tipo directo, sin pelos en la lengua. Un futbolista a la antigua usanza, de los que más que de calidad, tira de oficio. Es un trabajador del fútbol. Por eso, un tío curtido en mil batallas, que lo que ha conseguido lo ha ganado a base de esfuerzo, no consiente que un niñato malcriado intente cachondearse de él. Es una cuestión de dignidad.

Los demagogos se han llevado las manos a la cabeza, cuando "El Rifle" (un hombre que en vez de ir a entrenar en un deportivo, lo hacía en su camión)ha vuelto a disparar a CR. Pandiani comentaba que un su país, al portugués ya le hubieran dejado sin un diente. Muchos han pedido la actuación de oficio del Comité de Disciplina Deportiva. Qué asco de doble moral.

Probablemente las declaraciones del delantero de Osasuna no sean políticamente correctas (que no lo son), pero a mí me parecen un ejercicio de integridad. Un persona que se deja, también es cómplice de que la pisen. Y éste no lo es. Se viste por los pies y va de frente. Es la honestidad, frente a la chulería, la nobleza contra la prepotencia.

CR pasará a la historia, pero nunca como un caballero del fútbol, porque le falta categoría humana. Y resulta más triste cuando se trata de una persona de origen humilde, que olvida de dónde viene y que no deja de ser un "nuevo rico". Multimillonario, pero con muy poquitas luces.

Pandiani no merece ser sancionado, como tampoco mereció llevarse los palos que en su día dieron a Manolo Preciado por no callarse ante Mou. Las personas que no se dejan avasallar y que defienden su honor ante el poderoso tienen todo mi respeto.

viernes, 18 de febrero de 2011

La final soñada

Hace unos días, con motivo de la final de la Copa del Rey de baloncesto, leía en la prensa deportiva este titular: “La final soñada”. ¿Soñada, por quién? Supongo que para las aficiones de Madrid y Barcelona, pero para nadie más. Es una de las mayores memeces escritas últimamente.
Esta clase de paridas se harán extensibles y se multiplicarán de cara a la final de copa de fútbol. A menudo se olvida que hay mundo más allá de los dos de siempre, pero de ahí a afirmar que el imaginario colectivo suspira porque ambos clubes se disputen los títulos en un mano a mano, va un trecho.  Es una necedad.

Hay 50.000 tipos que acuden al Manzanares, 40.000 que van a Mestalla, otros tantos que abarrotan el Pizjuán, y al José Zorrilla, y al Sardinero, y… Basta ya de ningunear al resto de aficiones, a los demás sentimientos, que son imprescindibles para contribuir al prestigio que, dicen, tiene el campeonato español. Vivimos en un país que tiende al bipartidismo, que parece olvidarse de todo lo que no sea Barça o Madrid y que se alimenta de una prensa interesada, que no ve más allá de sus intereses económicos, alejados de la dignidad.

viernes, 11 de febrero de 2011

Asenjo

Llegó como el fichaje más destacado de la temporada 2009-2010 (claro que las otras incorporaciones fueron las de Cabrera y Juanito) y desde entonces no levantó cabeza. La portería del Manzanares le vino grande, como a tantos otros. Un par de fallos le pusieron a la grada en contra. De Gea estaba en la sombra, esperando su momento. Con Abel empezaron los primeros desencuentros. De hecho, una vez cesado el de Velada y con Santi Denia ocupando por un día el banquillo rojiblanco, el único cambio significativo del manchego en el once fue la suplencia de Asenjo.

Cuando llegó Quique el equipo se desangraba (como ahora, sólo que con dos títulos europeos más en las polvorientas vitrinas) y se la jugó con De Gea. La afición colchonera, muy dada al romanticismo, aceptaba cómplice como el canterano ocupaba el arco a la vez que se condenaba al ostracismo a un chaval de la misma edad, prácticamente.

Ahora, con perspectiva y a pesar de que el rubio va camino de convertirse en leyenda, hay que reconocer que no hubo justicia con Asenjo. Típico fichaje devorado por una hinchada sin piedad. De Gea irrumpió y se convirtió en el guardameta de moda, en el futuro dueño de los palos del Atlético, el que jugaba las finales a la vez que Asenjo era relegado a un segundo plano, sin que a nadie le importara demasiado.

Tal fue la desgracia de Asenjo, que incluso se llegó a lesionar de gravedad en un partido intrascendente, de transición entre las finales que jugaron los del Calderón el pasado año. Después de una larga recuperación y cuando volvía a sonar para ser el portero del Atleti, ante una posible salida de De Gea, se ha vuelto a romper el cruzado. Demasiada injusticia para un chico tan joven. Ojalá se recupere y no quede como tantos jugadores que enlazaron una lesión grave tras otra y terminaron tirando la toalla. Tiene 21 años y todo el futuro por delante.

viernes, 4 de febrero de 2011

Pantomimas Gil & Cerezo

La última del dúo tragicómico: presentar a bombo y platillo la renovación hasta 2014 del Kun Agüero como un éxito, como una apuesta de futuro, como una reivindicación. Hace años que no engañan a nadie. Se han recorrido todas las redacciones de radios, teles y periódicos como un actor de Hollywood que tiene que promocionar una película... Nadie se fía de ellos. Ni siquiera el uno del otro.
Cerezo, el hombre que asume y se desvincula de la parcela deportiva, con la misma facilidad con la que Gil Marín hace y deshace a su antojo, justifica la rebaja de la cláusula de rescisión de 60 millones de euros a 45 asegurando que mejor eso a que el argentino acabe contrato y se vaya libre. ¿Perdón? No le busquen explicación. Nada de lo que dice Enrique tiene sentido y lógica.

Nadie cree que Agüero vaya a cumplir ese contrato. Entre otras cosas porque el equipo es una ruina y se le queda muy pequeño. Es un barco que se hunde y en el que cada uno hace la guerra por su cuenta. Los primeros sus directivos, que ya no esconden ni en la prensa su desencuentro evidente.

El Atlético vive un momento de turbulencia, como casi siempre. Hace sólo cinco meses celebraba en Mónaco el título de Supercampeón de Europa. Parece la prehistoria. El posible que el sábado el Barça todopoderoso le pinte la cara y no de rojiblanco precisamente. Dependiendo de la dignidad que muestre el equipo se cepillarán a Quique.

Y vendrá otro y le pasará lo mismo. Porque el mal no está en el banquillo. Está en el campo (sólo unos pocos se pueden librar) y en los despachos.

sábado, 29 de enero de 2011

¿La mejor Liga del mundo?

Muchos se llenan la boca al afirmar que el campeonato español es el mejor. El de mayor calidad, el de un nivel de juego más elevado. Todo humo. Una competición que de sus 20 participantes, sólo dos pueden alcanzar el primer puesto y que al tercero le acaban metiendo 25 puntos es una milonga. Y en cuanto a espectáculo, es únicamente cosa del Barcelona.

Me podrían rebatir tirando de números y de historia. El Madrid y el Barça siempre se han pegado por el título. Sí, pero no solos. Siempre había un Valencia, un Depor, un Athletic en otro tiempo, incluso un Atlético de Madrid. Pero lo de ahora no es una Liga, es un coñazo.
La culpa la tienen ellos mismos. Del Nido, presidente del Sevilla, personaje controvertido, poco de fiar y que dista mucho de estar entre gente que se merece mi respeto dentro de los mentideros futbolísticos es el único que ha dado un paso al frente y que ha alzado la voz en contra del injusto reparto del pastel televisivo.

Pili y Mili, o Barça y Madrid, son los que más dinero dan a ganar a las televisiones, pero no pueden jugar solos. Necesitan tener un rival al que meterle cuatro o cinco. Ahí debe estar la fuerza de los otros 18 clubes. Pero en vez de por la unión, optan por un "sálvese quien pueda". El primero de ellos el Atlético de Madrid, gobernado por el Gestor del Año. Ha aceptado ingresar migajas en comparación con los otros dos mounstros, pero unas migajas superiores a Valencia o Sevilla, sus actuales y más directos competidores.

La Liga española la han matado ellos, con un reparto obsoleto, basado en el duopolio y que favorece una competición aburrida, previsible y más que nunca liderada por un talonario que proviene de la especulación y dudosos favores...

martes, 18 de enero de 2011

¿Saldrá Quique antes que Suso?

Barrunto que a Quique no le queda mucho tiempo como entrenador del Atlético de Madrid. Siendo optimistas, como mucho hasta junio. Los detalles dejan entrever el desencuentro evidente entre el técnico y la directiva colchonera.
Que se ponga en entredicho la continuidad del entrenador que 14 años después ha dado títulos a la entidad, me parece una broma de mal gusto. ¿Se imaginan que sale del club antes que Suso García Pitarch? Eso sí que sería para morirse. Pero estas cosas pasan, sobre todo en el Atleti. 
Los fichajes no han supuesto el salto de calidad que se esperaba y los vicios del pasado no han dejado de repetirse. El Atlético ha tirado la Europa League y la Liga se ha encargado de tirarlos a ellos. En cualquier caso,  a Quique nadie debería ponerle en duda. Pero ningún dirigente, ni el director deportivo le han respaldado en público, siguiendo con esa política de oscurantismo y poca transparencia de la que siempre se hace gala desde los despachos del Calderón.
Él tampoco está a gusto con ellos. Cada vez que puede, leyendo entre líneas, lo deja caer en rueda de prensa, la tira para quien la quiera recoger. La última fue en la ida de la Copa del Rey ante el Madrid. Puso de titular a Juanfran con el que sólo había entrenado veinte minutos, por delante de todos los demás. Elías a la grada. Mensaje para Suso.
En el club callan, pero le están esperando. La afición atlética es agradecida, Quique lo  sabe. Está seguro de que no le darán la espalda y que no pedirán su cabeza. Tiene su cariño, respeto y gratitud. Los otros tres ( el del cine, el Gestor del año y Suso) no pueden decir lo mismo. 

jueves, 13 de enero de 2011

Messi lo merece

No entiendo tanta polémica sobre el Balón de Oro. Me parece un debate tan simple como obvio. ¿Acaso no es Messi el mejor jugador del mundo? Sí. Lo demás es papel mojado. Dábamos por hecho que la victoria en Sudáfrica de la Selección traería como consecuencia el preciado galardón, pero tendremos que seguir agrandando el mito de Luis Suárez. Xavi e Iniesta son dos jugadores extraordinarios, que están marcando una época, pero lo de Leo va más allá. Si los cincuenta fueron de Di Stéfano, los sesenta de Pelé, los setenta de Cruyff, los ochenta de Maradona, los noventa posiblemente de Ronaldo o Zidane, el siglo XXI es de Messi.

Si nadie duda de que es el mejor y lo demuestra una temporada tras otra, ¿por qué no debe ganar el Balón de Oro? ¿Por que ya lo había ganado? Da igual. Se lo merece y probablemente lo merecerá al año que viene.

Este premio por aquello de no repetir ganador con asiduidad ha sido otorgado a jugadores como Summer o Cannavaro. ¡Señores, qué se lo han dado al mejor! Aunque duela, porque sepamos que se ha perdido la mejor de las ocasiones para que un español deslumbrara al mundo con el balón dorado. El tren se ha escapado. Pero ha ganado el fútbol.

¿Xavi o Iniesta realizaron una campaña más completa que el argentino por el hecho de levantar la Copa del Mundo? No. Es un premio individual que valora (se supone) la trayectoria de un futbolista a lo largo de todo un año, y no de seis partidos que se juegan en un Mundial. Si hubiera un galardón colectivo de este tipo, si sería lógico que se lo entregaran a España, pero al ser un premio sin criterios propiamente definidos, más allá de la plasticidad y de lo subjetivo, entiendo que Messi es justo merecedor del mismo.

viernes, 7 de enero de 2011

Una década en rojo y blanco

Nueva década, época de resumen y de mirar atrás, pero solo para mejorar lo futuro. El pesimismo parece intrínseco a muchos atléticos. Hace diez años el Atlético de Madrid vagaba por segunda división como alma en pena, con un equipo que tuvo que reforzarse en invierno con Fagiani, Dani Carvalho y Raphael Wicky. El conjunto de Marcos Alonso se desangraba y se empezaba a cocer la explosión mediática de un niño, llamado Fernando Torres.

El Atleti no subió aquel año, a pesar de hacer los mismos puntos que el Tenerife. No fue mala suerte. Simplemente no hizo los deberes a tiempo. La temporada siguiente Luis armó una plantilla plagada de “boinas verdes”, gente curtida en la dificultad que devolvieron a los rojiblancos a primera para celebrar su centenario con lustre. Fueron años complicados, de transición, en los que se pretendía recuperar con excesiva celeridad el terreno que el Sevilla o el Valencia le habían comido.


Tras la salida poco airosa de Luis, Goyo Manzano estuvo a punto de meter al equipo en Europa. Ahora, con el reposo del tiempo es obvio que la marcha de Manzano fue un error, sobre todo por lo que se vivió después. Ferrando, por decisión personal de Gil Marín, se encontró con un banquillo que le sobrepasó. “Si nos meten menos de 30 goles, entramos en Champions” aseguraba el técnico valenciano. Craso error, César. Les metieron algunos más, pero esa no fue la razón. No había un equipo, había una banda.

Posteriormente llegó Carlos “el atracador” Bianchi. Poco se puede decir de este jeta argentino. Llegó, no dio una entrevista, trincó la pasta y de vuelta a las callecitas de Buenos Aires. Aquella temporada puedo ser un drama, tenía muy mala pinta. Sin embargo, la llegada de Pepe Murcia, el hombre que reclama su lugar en la historia por haber evitado el desastre, sirvió para dejar atrás fantasmas recientes.

Después llegó la etapa del “Vasco” Aguirre, con más resultados que fútbol, por eso el mexicano no llegó a conectar con la grada. Cumplió, fue honesto, pero nunca brillante. Aunque con él llegó la vuelta a la Champions.

Abel fue un regreso al pasado. Una vuelta al origen, al sentimiento más rojiblanco. Pero lo mismo que le garantizó su renovación tras meter de nuevo al equipo en Champions League, fue también su condena. Una defensa adelantadísima fue su suicidio (eso, y la cagada de Oporto).

Y llegó Quique y con él se reabrieron las vitrinas. Sin continuidad a (a veces) a golpe de coraje llegó la Europa League y contra pronóstico la Supercopa de Europa.

Así fue la década rojiblanca, en la que la distancia con el Madrid y el Barcelona se hizo insalvable y más grande que nunca. Fue la década en la que el Atlético asumió el nuevo rol de todo los demás, pelear como mucho por el tercer puesto. Dado el actual sistema del fútbol español, lo de la Champions y los ingresos televisivos está muy bien, pero lo que le gusta a la afición son los títulos. Señores, marquen en rojo las fechas de la Copa y mueran por ella. Ese debe ser el objetivo.