miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dandys de banquillo


La imagen del fútbol ha cambiado mucho. Ha evolucionado, mejor dicho. Antes, no resultaba difícil encontrarse con  un jugador pasado de kilos y que no se preocupaban en exceso por su forma física (salvo excepciones que a todos nos vienen a la mente). Ya no es así. El futbolista actual se preocupa por sus abdominales y por su look. Es cosa de los tiempos. Esta variación, consecuencia de la sociedad de nuestros días, no se ha quedado sólo sobre el césped, también ha llegado a los banquillos.
Los ídolos e iconos de las adolescentes vestían calzón corto. Ahora, en algunos casos, llevan camisa y corbata. Las niñas de antes no se enamoraban de Jabo Irureta y su eterno chubasquero, ni de Luis Aragonés y su pelliza, ni tampoco de Javier Clemente y su chándal Adidas, patrocinado por TVE en su etapa como seleccionador.
Los entrenadores de hoy hacen anuncios, como estrellas, les ven guapetes y no es que hayan comido terreno a sus pupilos, sino que se han ganado un sitio propio en la sociedad de la imagen. 
Tres ejemplos que muestran la calidad del producto nacional (que Mou me perdone, él está por encima de lo divino y lo humano): Guardiola, Míchel y Quique Sánchez Flores. Pep es un fashion victim, un moderno elegante, capaz de crear tendencia con su traje gris, camisa blanca y corbata estrecha. Por no hablar de los jerseys que luce en sala de prensa. Míchel representa un estilo más clásico, pero con el mismo tirón. El "8" se mantiene en forma, está como cuando jugaba e igual de engominado. Según los entendidos en moda, Quique tiene un estilo más inglés (que no sé muy bien lo que esto significa). Jersey de pico, camisa y barba de tres días cuidadosamente descuidada.
Hay que adaptarse a los tiempos, pero siento nostalgia de la época de los entrenadores dirigiendo los encuentros sudados y en chándal. Ahora, hasta huelen bien.  

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