sábado, 9 de octubre de 2010

Ser o no ser

El Atlético de Madrid ha ganado un partido de los últimos seis que ha disputado. En un momento crucial, porque marca el devenir de la temporada, los hombres de Quique sólo se han impuesto a un débil Zaragoza en el Calderón. El equipo rojiblanco ha ido de más a menos, tras un arranque ilusionante al conquistar contra pronóstico la Supercopa de Europa frente al todopoderoso Inter de Milán, vencer con goleada en la primera jornada liguera al Sporting de Gijón y conseguir los tres puntos en San Mamés. Pero aquella noche, en Bilbao, los colchoneros pagaron un peaje muy alto, la lesión de Sergio Agüero en una entrada fea de Gurpegui. Desde entonces, el Atleti ha ido a tirones. Desde entonces, Forlán no marca.

Kun forzó para llegar al choque frente al Fútbol Club Barcelona. No estaba recuperado y tuvo que ser sustituido poco después del descanso. Quique reconoció que se equivocó alineando al argentino. Esa tarde los rojiblancos se toparon con una de las mejores versiones del equipo de Guardiola esta temporada y además, los azulgranas llegaron a Madrid heridos en su orgullo tras ser derrotados por el Hércules en el Camp Nou.

Los caprichos del calendario tampoco se lo han puesto fácil a los atléticos, que tuvieron que visitar el campo del líder la jornada siguiente de caer ante el Barça. El empate cosechado en Mestalla ante el Valencia no supo mal, a pesar de recibir el tanto de la igualada a siete minutos del final. El Atlético aguantó como pudo las acometidas del conjunto de Emery y el reparto de puntos final fue justo. La victoria ante el Zaragoza reforzó al equipo rojiblanco, que defendió el 1-0 con un hombre menos, tras la expulsión de Reyes, durante más de media hora. Sin embargo, como ya pasara en Bilbao, la victoria le salió cara al Atlético que vio como se lesionaba Godín, uno de los pilares de la zaga en este inicio. Pero la visita al Sánchez Pizjuán fue un desastre. El Sevilla pasó por encima al Atlético, sin despeinarse. Quique no acertó con el invento del "trivote" y Forlán quedó como perdido en una isla en el ataque.

Las cosas no han marchado mucho mejor en la Europa League. El debut del vigente campeón en Salónica fue decepcionante. Mal resultado y malas sensaciones. La derrota supuso complicarse la vida en la competición. Y algo similar sucedió ante el Leverkusen en la segunda jornada europea. Empate en casa y gracias, tras regalar por completo el primer tiempo. El año pasado el equipo se dejó ir en la Champions tras un par de resultados negativos. Entonces quedaba la Europa League como "opción B". Este año no hay más alternativa que dignificar el título conseguido en Hamburgo el 12 de Mayo.

Los rojiblancos se han enfrentado a rivales, a priori, directos y no han salido bien parados. El Atlético sin Agüero está cojo. Sin él, el equipo sufre y Forlán lo padece. El "Cacha" no parece el doble bota de oro cuando no tiene a su mejor socio al lado.

Este año la cosa iba y puede ir en serio. Las conquistas logradas recientemente han desterrado la necesidad, ansiedad y fatalismo de los últimos años. Y así debe ser. Hay mimbres. Además de la Supercopa de Mónaco hay que quedarse con el crecimiento imparable en la portería de David de Gea. En defensa, la llegada de Godín ha dado solvencia y la incursión de Filipe Luis por la banda izquierda ha llenado de esperanza a los rojiblancos. Hay que recuperar a Kun para tener al mejor Forlán, esperar que Tiago entre en el equipo y confiar en que las musas visiten con frecuencia a Reyes.

Esta temporada, en la que el Barcelona de vez en cuando pincha en casa y en la que el Madrid no siempre gana a domicilio, el Atlético debe estar ahí. Pegar un golpe de autoridad, un puñetazo encima de la mesa que le permita decir "aquí estoy yo".

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