viernes, 11 de febrero de 2011

Asenjo

Llegó como el fichaje más destacado de la temporada 2009-2010 (claro que las otras incorporaciones fueron las de Cabrera y Juanito) y desde entonces no levantó cabeza. La portería del Manzanares le vino grande, como a tantos otros. Un par de fallos le pusieron a la grada en contra. De Gea estaba en la sombra, esperando su momento. Con Abel empezaron los primeros desencuentros. De hecho, una vez cesado el de Velada y con Santi Denia ocupando por un día el banquillo rojiblanco, el único cambio significativo del manchego en el once fue la suplencia de Asenjo.

Cuando llegó Quique el equipo se desangraba (como ahora, sólo que con dos títulos europeos más en las polvorientas vitrinas) y se la jugó con De Gea. La afición colchonera, muy dada al romanticismo, aceptaba cómplice como el canterano ocupaba el arco a la vez que se condenaba al ostracismo a un chaval de la misma edad, prácticamente.

Ahora, con perspectiva y a pesar de que el rubio va camino de convertirse en leyenda, hay que reconocer que no hubo justicia con Asenjo. Típico fichaje devorado por una hinchada sin piedad. De Gea irrumpió y se convirtió en el guardameta de moda, en el futuro dueño de los palos del Atlético, el que jugaba las finales a la vez que Asenjo era relegado a un segundo plano, sin que a nadie le importara demasiado.

Tal fue la desgracia de Asenjo, que incluso se llegó a lesionar de gravedad en un partido intrascendente, de transición entre las finales que jugaron los del Calderón el pasado año. Después de una larga recuperación y cuando volvía a sonar para ser el portero del Atleti, ante una posible salida de De Gea, se ha vuelto a romper el cruzado. Demasiada injusticia para un chico tan joven. Ojalá se recupere y no quede como tantos jugadores que enlazaron una lesión grave tras otra y terminaron tirando la toalla. Tiene 21 años y todo el futuro por delante.

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