viernes, 4 de febrero de 2011

Pantomimas Gil & Cerezo

La última del dúo tragicómico: presentar a bombo y platillo la renovación hasta 2014 del Kun Agüero como un éxito, como una apuesta de futuro, como una reivindicación. Hace años que no engañan a nadie. Se han recorrido todas las redacciones de radios, teles y periódicos como un actor de Hollywood que tiene que promocionar una película... Nadie se fía de ellos. Ni siquiera el uno del otro.
Cerezo, el hombre que asume y se desvincula de la parcela deportiva, con la misma facilidad con la que Gil Marín hace y deshace a su antojo, justifica la rebaja de la cláusula de rescisión de 60 millones de euros a 45 asegurando que mejor eso a que el argentino acabe contrato y se vaya libre. ¿Perdón? No le busquen explicación. Nada de lo que dice Enrique tiene sentido y lógica.

Nadie cree que Agüero vaya a cumplir ese contrato. Entre otras cosas porque el equipo es una ruina y se le queda muy pequeño. Es un barco que se hunde y en el que cada uno hace la guerra por su cuenta. Los primeros sus directivos, que ya no esconden ni en la prensa su desencuentro evidente.

El Atlético vive un momento de turbulencia, como casi siempre. Hace sólo cinco meses celebraba en Mónaco el título de Supercampeón de Europa. Parece la prehistoria. El posible que el sábado el Barça todopoderoso le pinte la cara y no de rojiblanco precisamente. Dependiendo de la dignidad que muestre el equipo se cepillarán a Quique.

Y vendrá otro y le pasará lo mismo. Porque el mal no está en el banquillo. Está en el campo (sólo unos pocos se pueden librar) y en los despachos.

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