viernes, 18 de febrero de 2011

La final soñada

Hace unos días, con motivo de la final de la Copa del Rey de baloncesto, leía en la prensa deportiva este titular: “La final soñada”. ¿Soñada, por quién? Supongo que para las aficiones de Madrid y Barcelona, pero para nadie más. Es una de las mayores memeces escritas últimamente.
Esta clase de paridas se harán extensibles y se multiplicarán de cara a la final de copa de fútbol. A menudo se olvida que hay mundo más allá de los dos de siempre, pero de ahí a afirmar que el imaginario colectivo suspira porque ambos clubes se disputen los títulos en un mano a mano, va un trecho.  Es una necedad.

Hay 50.000 tipos que acuden al Manzanares, 40.000 que van a Mestalla, otros tantos que abarrotan el Pizjuán, y al José Zorrilla, y al Sardinero, y… Basta ya de ningunear al resto de aficiones, a los demás sentimientos, que son imprescindibles para contribuir al prestigio que, dicen, tiene el campeonato español. Vivimos en un país que tiende al bipartidismo, que parece olvidarse de todo lo que no sea Barça o Madrid y que se alimenta de una prensa interesada, que no ve más allá de sus intereses económicos, alejados de la dignidad.

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