El Rayo Vallecano no es el primer equipo que no cobra, ni por desgracia será el último. Sin embargo, el hecho de ser propiedad de una familia mediática del panorama económico-empresarial español ha puesto la lupa sobre el conjunto franjirrojo.
El pasado domingo, en el descanso del partido ante el Huesca, la presidenta rayista rajó de sus jugadores en los micrófonos de Canal Plus, en una de las declaraciones más desafortunadas que se recuerdan en los últimos tiempos. Fue una vuelta a los años noventa cuando Gil llamaba de todo a sus futbolistas en el vestuario de Las Gaunas.
La esposa del dueño, una mujer de su casa, de una familia a la antigua usanza, a la que un buen día de hace ya unos cuantos años la sentaron en el palco, criticó la actitud de los jugadores de Sandoval, cuando la señora de Ruiz Mateos había llegado al estadio en el minuto 31 de la primera parte. Qué atrevida es la ignorancia. ¿Ninguno de sus trece hijos la pudo aconsejar?
Los jugadores del Rayo Vallecano hasta el momento están cumpliendo con creces con su responsabilidad. Tienen al equipo en zona de ascenso directo, mientras que su directiva esa que doña María Teresa asegura que nunca ha dejado tirado a un trabajador, les debe dinero.
Si lo que a los dueños les interesa es el ascenso, lo que primero que deben hacer es pagar y dejar de ser unos morosos, lógicamente. Y después tratar de pacificar el ambiente, pero nunca cargar contra una plantilla que tiene más vergüenza que ellos.
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